Cartier en V&A Museum: la joya de Londres que te hará suspirar (y querer empacar ya)

Por Polina Colette

Algunas marcas se compran, otras se experimentan y Cartier se vive, ahora recorriéndola, admirándola, sintIéndola casi como un secreto que te cuentan en voz baja… pero con diamantes.

La nueva exposición del Victoria and Albert Museum en Londres es una carta de amor a la historia de Cartier. Y no es un decir: es una colección de más de 350 piezas que no sólo brillan, sino que cuentan historias de reinados, revoluciones de estilo, cartas de amor escritas en oro blanco y declaraciones de independencia con forma de pantera.

Hasta el 16 de noviembre.

Vista de la instalación de la exhibición de Cartier en Victoria and Albert Museum. / Cortesía V&A Museum.
Vista de la instalación de la exhibición de Cartier en Victoria and Albert Museum. / Cortesía V&A Museum.


Un viaje por el tiempo que late al ritmo de un reloj

Collar Patiala, Cartier París, pedido especial, 1928 (restaurado 1999–2002). Encargado por Bhupinder Singh, Maharajá de Patiala. Diamantes, circonias amarillas y blancas, topacios, rubíes sintéticos, cuarzo ahumado y citrinos engastados en platino. Vincent Wulveryck, Colección Cartier. Cortesía Cartier y V&A Museum.
Collar Patiala, Cartier París, pedido especial, 1928 (restaurado 1999–2002). Encargado por Bhupinder Singh, Maharajá de Patiala. Diamantes, circonias amarillas y blancas, topacios, rubíes sintéticos, cuarzo ahumado y citrinos engastados en platino. Vincent Wulveryck, Colección Cartier. Cortesía Cartier y V&A Museum.

Desde el primer paso en la sala, el ambiente lo dice todo: no estás en un museo, estás entrando a un universo paralelo donde las joyas hablan y el buen gusto tiene apellido francés. La exposición cubre más de un siglo de creatividad: desde los orígenes en la Rue Montorgueil hasta las vitrinas de la realeza británica, de Grace Kelly a los maharajás de la India, del Art Déco al diseño contemporáneo.

No se trata sólo de mostrar piezas, sino de revelar el alma de una maison que ha sabido estar siempre donde tiene que estar: en el corazón de cada época, interpretándola con brillo propio.


La emoción de ver de cerca lo que antes sólo imaginabas

Bandeau Mountbatten en estilo Tutti Frutti, English Art Works para Cartier Londres, 1928. Esmeraldas, rubíes, zafiros, diamantes y platino. / Cortesía Victoria and Albert Museum.
Bandeau Mountbatten en estilo Tutti Frutti, English Art Works para Cartier Londres, 1928. Esmeraldas, rubíes, zafiros, diamantes y platino. / Cortesía Victoria and Albert Museum.

Hay momentos que se quedan contigo. Ver el Collar Serpiente de María Félix, por ejemplo, impresiona. No por su tamaño (que es descomunal), sino porque entiendes que Cartier no crea joyas sino personajes.

O el mítico Broche Pantera, que pasó de ser un símbolo de elegancia salvaje a convertirse en una firma con garras.
Y claro, los relojes que desafían la física con agujas flotantes, demuestran que Cartier también sabe jugar con la lógica… y ganarle.

Pero la estrella silenciosa es quizás el Broche Williamson de 23.6 quilates que la Reina Isabel II recibió como regalo de boda. Rosa, real, y tan delicadamente perfecto. 


Más que lujo, memoria colectiva

Grace Kelly luciendo su –segundo– anillo de compromiso, en la película "Alta sociedad".
Grace Kelly luciendo su –segundo– anillo de compromiso, en la película “Alta sociedad”. Éste, al igual que su primer anillo de compromiso, fue un encargo del Príncipe Rainiero III de Mónaco a Cartier, para que Kelly pudiera usarlo en la cinta de 1956, como reemplazo del primero y no fuera necesario usar una réplica como dummie.
El primero se trataba de una alianza de rubíes y diamantes y éste (foto arriba), de un diamante rectangular de 10,48 quilates flanqueado por dos baguettes. / Cortesía Victoria and Albert Museum.

Ésta no es una exposición sólo para quienes entienden de quilates. Es para quienes valoran la belleza con historia, la elegancia con contexto, el diseño con pasión.

Cada pieza es un fragmento de una época: joyas que sobrevivieron guerras, inspiraron películas, fueron testigo de coronaciones y rupturas amorosas, diseñadas con la precisión de un relojero suizo y la sensibilidad de un poeta del metal.

Hay exposiciones que se olvidan apenas cruzas la puerta… y otras que se quedan contigo como un perfume que reconoces años después. Ver la historia de Cartier contada a través de sus piezas no sólo es un privilegio visual, es una invitación a reconectar con ese asombro que sentimos cuando algo es simplemente perfecto. 

No se trata sólo de lujo. Es emoción, legado, la belleza de lo auténtico. Es la certeza de que, a veces, lo más sofisticado también puede ser lo más humano.

Tiara Manchester, Harnichard para Cartier París, 1903. Encargo para Consuelo, duquesa viuda de Mánchester. Diamantes, oro y plata; los motivos en “C” en cada extremo engastados con pasta de vidrio. / 
Cortesía Victoria and Albert Museum, Londres.
Tiara Manchester, Harnichard para Cartier París, 1903. Encargo para Consuelo, duquesa viuda de Mánchester. Diamantes, oro y plata; los motivos en “C” en cada extremo engastados con pasta de vidrio. /
Cortesía Victoria and Albert Museum, Londres.

Si estabas esperando una señal para emprender esa escapada, ya la tienes. Cartier brilla en el V&A, y tú tienes que ser parte de eso. Con calma, con ganas, y con la emoción de saber que te encontrarás con algo muy especial.

  • Ubicación: Victoria and Albert Museum, Londres.
  • Precios: entre £27 y £29. Recomendación: reserva con tiempo, las fechas se están agotando.
  • Termina el 16 de noviembre de 2025.
Collar de jade birmano, que perteneció a la heredera estadounidense Barbara Hutton. Cartier París, 1934. Jade, rubíes, diamantes, platino y oro. / 
Cortesía de Cartier y V&A Museum.
Collar de jade birmano, que perteneció a la heredera estadounidense Barbara Hutton. Cartier París, 1934. Jade, rubíes, diamantes, platino y oro. /
Cortesía de Cartier y V&A Museum.

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