Por Patricia Vasconcelos
En julio de 1959, en plena Guerra Fría, un vuelo de Pan Am unió por primera vez sin escalas Nueva York con Moscú. A bordo de aquel Boeing 707 viajaban periodistas y diplomáticos, incluyendo al entonces vicepresidente estadounidense Richard Nixon. Pero uno de los verdaderos protagonistas de esta misión fue el capitán C. N. Warren, quien declaró sin titubeos: “el vuelo en sí fue navegado por Rolex”. En su muñeca brillaba el GMT-Master, un reloj diseñado específicamente para pilotos de líneas aéreas, desarrollado en colaboración con Pan American World Airways… Así nació una leyenda.
Desde aquel icónico vuelo, el GMT-Master ha evolucionado sin perder su esencia: ser una herramienta funcional, elegante y precisa para quienes cruzan husos horarios con frecuencia. La versión moderna, el Oyster Perpetual GMT-Master II, no sólo honra ese legado, sino que lo redefine con tecnología de vanguardia y una estética de lujo refinado.
Más que un accesorio: una herramienta para el viajero moderno
El GMT-Master II permite visualizar dos husos horarios de forma simultánea gracias a su icónica aguja 24 horas y su bisel giratorio bidireccional con disco Cerachrom. En su última versión, Rolex presenta por primera vez una esfera de cerámica de alta tecnología, en un tono verde profundo que armoniza con la mitad inferior del bisel verde y negro. Esta innovación no es sólo estética: las cerámicas desarrolladas por Rolex son inalterables, altamente resistentes a rayaduras y a la corrosión.
La caja Oyster de 40 mm en oro blanco de 18 quilates garantiza hermeticidad hasta 100 metros. El cristal de zafiro con tratamiento antirreflejos y la clásica lupa Cyclops sobre la fecha ofrecen claridad y durabilidad. Y su brazalete Oyster, también en oro blanco, incorpora el cierre desplegable Oysterlock con sistema de extensión rápida Easylink, ideal para ajustar el reloj con comodidad durante largos vuelos.
Un corazón preciso: el calibre 3285
En su interior, el GMT-Master II late con el calibre 3285, un movimiento automático de última generación desarrollado y manufacturado por Rolex. Equipado con el escape Chronergy de alto rendimiento y la espiral Parachrom azul, este movimiento es resistente a campos magnéticos, a variaciones de temperatura y a golpes. Su reserva de marcha alcanza las 70 horas y su precisión es de –2/+2 segundos al día, superando ampliamente los estándares del COSC.
GMT-Master II Everose: sofisticación cálida
Otra interpretación del espíritu viajero es el GMT-Master II en oro Everose de 18 quilates (ref. 126715CHNR), una pieza que irradia sofisticación y calidez. Esta versión destaca por su bisel Cerachrom bicolor en negro y marrón chocolate —una combinación sutilmente elegante— y una esfera negra que resalta por su legibilidad, incluso en condiciones de poca luz, gracias al sistema Chromalight. El oro Everose, una aleación exclusiva patentada por Rolex, conserva su color con el paso del tiempo y refuerza la sensación de lujo discreto. Montado sobre el brazalete Oyster con cierre de seguridad Oysterlock y extensión Easylink, este modelo está pensado para quienes combinan el arte de viajar con un gusto impecable. Su mecanismo interno es el mismo calibre 3285, con reserva de marcha de 70 horas y doble huso horario, ideal para quien se mueve entre continentes con precisión y estilo.
¿Para quién es el GMT-Master II?
Este reloj es ideal para el viajero frecuente que valora tanto la puntualidad como la estética impecable. Es una pieza que combina lujo sobrio con funcionalidad real: no es sólo un símbolo de estatus, sino una herramienta confiable para navegar el mundo. Ya sea en el aeropuerto de Narita, en una reunión en Berlín o explorando la Patagonia, el GMT-Master II está hecho para acompañarte con elegancia.
El lujo que se lleva puesto
Más allá del oro blanco y la cerámica de alta tecnología, lo que hace del GMT-Master II una inversión que vale cada peso es su historia, su ingeniería y su utilidad práctica. Es un reloj que no necesita palabras para contar quién eres: alguien que cruza fronteras, que valora la precisión, y que entiende que el verdadero lujo está en las experiencias vividas.